Que lindo ser una bruja…

Cuando era niña recuerdo esperar con ansias los sábados o domingos en la mañana para ver Sabrina la Bruja Adolescente un show que trataba de una niña que venía de una familia de brujas, pero que vivían como cualquier ciudadano y mantenían su secreto siempre a salvo.

Recuerdo que pensaba que eso era muy extraño, pues para mí las brujas eran mujeres que volaban en escobas, con pelo greñudo, nariz grande, un lunar grande cerca de la boca y un sombrero puntiagudo; y ni Sabrina ni sus tías se veían así.

Desde ese momento me obsesioné con las brujas y hasta me disfrazaba en Halloween como se supone que ellas se veían. Fue así como entendí que las brujas o el concepto de ellas era una construcción social, específicamente de la cultura patriarcal.

Cuando aprendí eso pensé en dos cosas:

  1. ¡Que aliviooooo! Las brujas no existen así que nadie me va a llevar en mitad de la noche en una escoba voladora, ni me van a hacer hechizos.
  2. ¿Quiénes son las “brujas” y por qué las llaman así? ¿Qué representan en la historia de las mujeres?

La historia de las brujas viene desde tiempos de la biblia, pero a medida que el mundo antiguo evolucionaba se crearon fuertes creencias que establecieron muchas figuras de la mujer en la historia que luego serían consideradas brujas.

Durante mucho tiempo la bruja era mujer llena de conocimiento. Se encargaba de la salud, curaba, era partera, tenía un basto conocimiento en plantas y sus conocimientos eran transmitidos oralmente a sus hijas.

No se les llamaba brujas claramente, les decían buena mujer o bella dama, pero en cuanto las cosas salían mal de cierta forma, el paciente no mejoraba o incluso moría, se les empezaba a llamar brujas.

En la Edad Media es cuando la situación para ellas se torna oscura realmente. Por concepciones religiosas, específicamente las cristianas, solo Dios es capaz de curar cuerpo y alma, por esto cualquier mujer que intentara perseguir ese fin con prácticas “paganas” sería encarcelada, juzgada y quemada viva en la hoguera.

La palabra “Bruja” trae unas consecuencias desastrosas para la mujer. Nos empiezan a invisibilizar y a sacar de las instancias de la medicina, luego del arte, de la política hasta que quedamos absolutamente relegadas a labores netamente domésticas. Cualquier mujer que profesara conocimiento o que tomara decisiones por ella misma, era bruja y un peligro para la sociedad.

Ahora que sabemos el origen de esta palabra y de estas mujeres, ¿todavía creemos que las brujas eran mujeres malvadas que volaban a media noche en una escoba y hacían pócimas malignas o pactos con el diablo?

Si lo pensamos bien, realmente fueron las primeras feministas. Mujeres empoderadas, valientes, que murieron por el hecho de ser mujeres, por el hecho de tener conocimiento y no honrar la cultura machista y religiosa. Poco a poco el patriarcado se encargó de ir desapareciendo a cada una de ellas, porque la mujer instruida era igual a peligro, era igual a que el hombre perdiera el dominio y control sobre ella y sus acciones.

Hoy en día incluso escucho a hombres tildar de brujas a mujeres, y hasta entre nosotras lo hacemos. Se busca insultar a la mujer y referirse a ella como “mala”. Pero ya es hora de darle un giro a esa percepción y utilizar el término de forma positiva y halagadora, porque somos muchas las brujas que aun estamos vivas y que queremos seguir luchando.

Yo por lo menos, ahora utilizo el término con orgullo y veo a mis antecesoras y maestras brujas como mujeres guerreras y valientes.

Si me llaman bruja: SIII quiero ser bruja, quiero tener conocimiento infinito, quiero tomar mis propias decisiones, quiero ayudar a los demás con lo que se, quiero ser independiente, quiero ser algo más que una mujer bonita.

¡Tú y yo somos las nietas de todas las brujas que nunca pudieron quemar!

Mariana Ocampo

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